5 de marzo de 2015

¿Quién puede matar a un niño?


Furia feroz no es una de las novelas más conocidas de J. G. Ballard, el autor precursor del cyberpunk, rey de las distopías, y afortunado en sus adaptaciones cinematográficas (como el Crash de David Cronenberg basado en su novela). Es una novela con un interés importante en la educación infantil escrita poco después del libro que le hizo famoso entre todo tipo de lector, la autobiografía de sus años de infancia durante la II Guerra Mundial en China que Steven Spielberg convirtió en una de sus mejores películas, El imperio del sol. Es inevitable leerla a la luz de ese éxito precedente.

En Furia feroz, Ballard nos traslada los apuntes de un famoso psiquiatra forense de Londres, quien ha realizado una investigación sobre el asesinato de 32 personas en una lujosa urbanización en apenas unos minutos de una mañana de junio de 1988. Todos los asesinados son adultos, residentes o trabajadores en la urbanización, mientras que los 17 menores, casi todos adolescentes, han desaparecido. La crónica del psiquiatra sigue su investigación desde que le piden ayuda para el caso: el estudio de los informes policiales, los videos que recogen los resultados de la masacre, las declaraciones de los supervivientes, las visitas al lugar de los hechos, las teorías policiales y mediáticas sobre los causantes de la masacre y el paradero de los niños… hasta que los acontecimientos se desatan y una de las niñas desaparecidas reaparece en estado de shock y tiene que ser ingresada a la espera de poder obtener información.

Furia feroz es una novela corta cuya trama enseguida se hace bastante evidente, aunque el propio Ballard es consciente y especifica la causa obvia de los asesinatos para luego dejar constancia de su posición moral sobre la educación infantil y la sobreprotección de los niños. El libro es de 1988 pero tiene ecos reconocibles: Los cuclillos de Midwich (1957, la novela de John Wyndham que inspira las dos películas de El pueblo de los malditos), ¿Quién puede matar a un niño? (1976, la película de Narciso Ibáñez Serrador), o incluso, aunque sea de años más tarde, de The Village (2004, la película de M. Night Shyamalan). Su propio escenario con un asesinato múltiple y una escasa presencia de pruebas no es extraño a cualquier lector de novela negra, y su mejor logro está en su realización en forma de diario de investigación: una eficaz presentación de hechos y personajes favorecido por el carácter del personaje que los escribe, un científico frío y observador, un ritmo ascendente pero cuyos clímax se narran con cierta obsesión analítica, y un final abrupto pero necesario ante el agotamiento de los recursos posibles de los géneros que utiliza el libro.

Jim (vía)



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